Blogia
Matemática

...por que siempre estarán en mi...

Durante esta semana, más especificamente el miercoles 27, terminé de realizar un reemplazo, nuevamente en el Liceo de Yungay. A un día de mi retiro, mi corazón aun siente la alegría, todavía esta lleno de la sinceridad de mis estudiantes que me hicieron una hermosa despedida, con canciones, demostraciones de cariño y aprecio, que a mis cortos 22 años agradezco por que me motiva mucho más a dedicarme a lo que un día elegí como mi camino, y que en definitiva, me hacen reconocer que no tome un camino equivocado: esto es lo mio, aquí pertenezco y aquí me quedaré.

Realmente, debo reconocer que mis expectativas con respecto a este reemplazo eran pocas: yo sabía que un día se terminaría, que debería seguir un horario rígido, un ritmo de vida distinto por algunas semanas, y enseñar matemática, que era la razón más importante. Jamás me imaginé, debo reconocer que ni siquiera se me había pasado por la mente en que podría dejar alguna huella en ellos…y eso es lo que más me emociona cuando recuerdo este día y todo lo que viví, esto me carga las baterías para decirme: “Julio, vas bien…”

Es tan difícil dejar una huella en la juventud actual, la “pega” de muchos profesores se hace insostenible por toda esa “energía” vehemente de los niños y niñas que sólo quieren ir al colegio a pasarlo bien, tener amistades, fumar en los recreos o en la plaza…¿De qué manera podemos dejar una huella? Lo que yo aprendí en estas semanas, jamás lo podría haber aprendido en la universidad, ni siquiera en la mejor…y cuando lloré con mis estudiantes, emocionado por esa importante lección profesional que acababa de aprender, a significado en mí una lección de vida…no sólo somos quien enseñamos matemática, o historia, o química…somos quienes debemos entregar nuestro corazón, nuestra furza, nuestra visión de mundo, nuestros temores, aprensiones y hasta prejuicios…cuerpo, mente y alma se mezcla en esta suerte de mística que cada uno debe lograr…

En mi vida personal es difícil que me roben una lágrima…tengo fama de ser frío, calculador, pesado…me lo han dicho en mí cara y miles de veces he respondido con dureza, sin dar mi brazo a torcer, menos darle a los demás alguna pequeña muestra de mis inseguridades…pero estos niños y niñas me hicieron dar cuenta de lo importante que juega en mí el hecho de ser profesor de matemática, lo sensible que soy ante el aprendizaje del otro, al ritmo cognitivo del otro, los resultados del otro, los logros y también sus fracasos…¿será vocación?...me encantaría que fuera esto, por que realmente siento que nací para enseñar y que la enseñanza está para que yo pueda ser feliz en esta vida…aunque muchos quieran hacerme creer lo contrario…

A mis estudiantes de Yungay…solo me resta decirles que los quiero mucho…muchas gracias por esta maravillosa experiencia…

0 comentarios