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Matemática

El problema de estudiar matemáticas...

A lo largo de mis años en la universidad, siempre he caído en un conflicto personal, no existencial, con respecto a la enseñanza y el aprendizaje de la matemática. He visto en muchos profesores y profesoras de la universidad en caer en un discurso, repetido en todos, y no podría decir que con malas intenciones, que mejorar la enseñanza, las estrategias, la metodología es posible generar aprendizajes, y más encima, los tildan de significativos. Mi conflicto era que un estudiante no aprenderá si no se hace responsable de su formación, aspecto que muchos profesores -de la facultad- señalaban, medio en broma, medio en serio: “bueno, ante eso no hay mucho que hacer, salvo utilizar la evaluación a modo de represión para que si estudien y aprendan”. Otros, un poco más utópicos, insistir en el aprendizaje, pero teniendo en cuenta que hay tiempos que cumplir, pareciera ser que es inviable.

Pero en la lectura del texto de la semana, me he dado cuenta que es posible esa conexión entre la enseñanza y el aprendizaje de la matemática gracias a estudio, pero al estudio como una característica presente en la actividad matemática.

El texto, cuyo nombre es “Estudiar matemáticas. El eslabón perdido entre enseñanza y aprendizaje”, por el título, lo dice todo. Su autor, Ives Chevallard, da en el clavo, en la fibra sensible del proceso de enseñanza y aprendizaje de la matemática. Incluso más: “la presencia de las matemáticas en la escuela es una consecuencia de su presencia en la sociedad”. Una frase potente, por que no desconoce la necesidad de hacer matemática significativa para los individuos sociales, o al menos, generar esas necesidades como elemento constitutivo de la cultura.

Es un eslabón perdido, porque los profesores poco hacen para que sus alumnos estudien matemática, salvo para la obtención de una nota, por lo que el estudiar se transforma a veces en apatía hacía las matemáticas o simplemente no se estudia. El uso de la palabra estudiante y su significado tiene menos relevancia, predominando la enseñanza y la imposibilidad de generar aprendizaje, como una responsabilidad de los propios alumnos.

Según Chevallard, el estudio de la matemática es tan importante, porque es parte de los aspectos de la actividad matemática. Utilizar matemáticas conocidas para la resolución de situaciones, permite que el estudio de la matemática se transforme en una etapa de selección de matemáticas conocidas y se saben cómo utilizar. Aprender y enseñar matemáticas, cuando las matemáticas conocidas nos impiden solucionar nuestros problemas, y eso nos exige una revisión de aquello que no sabemos para aprenderlo, utilizarlo, y enseñarlo a otros para que soluciones también sus problemas. En este caso, el estudio permitiría hacernos de las herramientas matemáticas necesarias para llevar a cabo nuestros objetivos. Crear matemáticas nuevas, donde el estudio permitiría investigar sobre situaciones cuyos problemas representan un desafío para la ciencia, o, a menor escala, cuando un estudiante crea matemática significativa para él.

Qué lejos está el profesorado de realizar verdadera actividad matemática, incluso causa risa cuando muchos y muchas, que otorgan más valor a la matemática que a la docencia, no pueden planearse siquiera lo mínimo de la actividad matemática. Incluso muchos matemáticos desvalorizan las nuevas corrientes didácticas de la matemática por ser alejadas de ellas mismas, cuando la didáctica de las matemáticas representa la ciencia del estudio y de la ayuda al estudio de las matemáticas (Chevallard, Gascón, Bosch,1997), siendo el estudio de las matemáticas una especie de eje transversal de la labor propia matemática.

Uno de los puntos que me llama la atención del texto leído, es acerca de la irresponsabiliad matemática de los alumnos, que se refiere al trabajo personal de los alumnos respecto al estudio de la matemática. Muchas veces, este trabajo ya viene desvalorizando las producciones personales de los alumnos a través de los documentos oficiales: institucionalmente no se le otorga la importancia debida y también los profesores fomentan esta actitud debido a prácticas que no permiten el acercamiento y progresión de la disciplina, o sea, sin propiciar el estudio. Incluso muchas políticas educacionales que ponen al alumno como parte del proceso de enseñanza y aprendizaje (como el esquema triangular: saber sabio-profesor-alumno) se ve opacado por la incapacidad docente y de sistema, de asignarle valor a las producciones de los alumnos, lo que lleva un discurso poco coherente y retórico, que no soluciona los problemas de aprendizaje, si no que los profundiza, al tener como objetivo resultados y no procesos.

En síntesis, el alumno realiza un trabajo que nadie considera ni exige que sea un verdadero trabajo matemático; se trata de un trabajo tomado como un auxiliar del aprendizaje escolar, concentrado en el aula y absolutamente dependiente del profesor al que se le pide que actúe como matemático sólo para satisfacer necesidades de origen didáctico”(Chevallard, Gascón, Bosch, 1997).

Esta última frase, resume en gran medida, el origen de la irresponsabilidad matemática de los alumnos, en un contato didáctico cuyas responsabilidades se centran en la labor docente y en la invisibilidad e intrascendencia de los trabajos de los alumnos.

Una responsabiliad más para el profesor sería el hecho de propiciar el estudio de la matemática, pero sin duda, que logrará en la práctica una participación más activa de los estudiantes en el proceso de enseñanza y aprendizaje, y así, compartir la vivencia de hacer matemáticas.


3 comentarios

Jane -

Hoy estoy completamente con usted en cuanto a que solamente el docente les interesa la producción del estudiante únicamente en función de una calificación o de un valor cuantitativo, no así buscando la forma de cómo debe aprender un estudiante ciertos temas en estudio.

Anónimo -

Estoy trabajando en didactica matematica en primero de secundaria

iiiiiiiiiiiiiiiiiiiii -

y si